El tratamiento va a depender de fundamentalmente de 2 factores:
1- La magnitud de la curva.
2- La edad de la niña y el tiempo restante de crecimiento.
Para conocer la magnitud de la curva, es necesario realizar unas mediciones determinadas y precisas.
En función de estos factores se decidirá cual es el tratamiento más apropiado, que variará entre la observación, la colocación de corsés o en el caso de que la curva sea claramente progresiva y haya alcanzado unos determinados grados, el tratamiento quirúrgico.
Aunque el uso de corsés está claramente extendido en Europa, en Estados Unidos hay una tendencia creciente a su no utilización debido a que no existen evidencias claras de su beneficio. En cualquier caso los estudios parecen sesgados por el hecho de que muchas veces los corsés no se llevan durante el tiempo preciso ni están debidamente ajustados.
Los corsés solamente son útiles cuando se llevan a tiempo completo (23 horas al día). Cuando se llevan menos tiempo, no son eficaces.
El objetivo del tratamiento ortopédico en cualquier caso, es evitar que la curva sea progresiva y que llegue a límites quirúrgicos.
Otro tipo de tratamientos como son la estimulación eléctrica, fisioterapia, reeducación postural, natación etc no han demostrado su utilidad en lo relacionado con la corrección de la curva, aunque un buen tono muscular y una postura apropiada son buenas para todos las personas.
El motivo de la intervención quirúrgica, es que se sabe que determinadas curvas y a determinadas edades (fundamentalmente mientras dure el crecimiento) van a seguir progresando y pueden producir graves problemas de dolor, neurológicos e incluso respiratorios.
La intervención consiste en corregir la curva y fijarla con barras, tornillos y ganchos, evitando que se reproduzca la deformidad. Como hay que eliminar la movilidad de las articulaciones de la columna de manera definitiva, es una intervención hasta cierto punto invalidante, y hay que ser muy cauto con las indicaciones de la misma.
La recuperación postoperatoria es muy rápida en general. Después de estar los 2-3 primeros dias en reposo, la niña comienza a caminar de forma progresiva, pudiéndose indicar al principio el uso de una faja ortopédica flexible, que hará que la niña esté más confortable.
Aproximadamente a la semana se da el alta hospitalaria, y una semana más tarde la niña puede ir al colegio.
La escoliosis habitualmente cursa sin dolor, y de hecho cuando aparece dolor, debe hacer sospechar al especialista que nos encontramos ante una escoliosis no idiopática.
En muchas ocasiones la escoliosis es detectada por el pediatra o en las revisiones escolares, ya que ha pasado desapercibida para la niña e incluso para sus padres.
El diagnóstico de la esoliosis se realiza mediante la exploración cuidadosa, siendo básicamente la inspección la que demuestra asimetrías, gibas o chepas.
El diagnóstico de certeza se obtiene mediante el estudio radiográfico con telemetria, la cual permite comprobar el balance global de la columna vertebral.
Es imprescindible, al menos en el primer estudio, realizar la RX de frente y de perfil.