Las infiltraciones son la piedra angular del diagnóstico y tratamiento de esta patologia, ya que además de ayudarnos a identificar la fuente del dolor, muchas veces pueden ser resolutivas.
El problema es que las infiltraciones no son absolutamente exactas, debido al difiicil acceso anatómico que oblitga a hacerlas con control de rayos X o incluso escanner (TAC).
Recientemente hemos incorporado a nuestro arsenal terapéutico la denominada "rizolisis en empalizada" que permite realizar una lesión térmica muy extensa la articulación sacroiliaca, que está muy ricamente inervada (por contra la rizolosis tradicional no se ha demostrado eficaz en estos casos).
Si la sintomatologia permanece en el tiempo, y existe una respuesta positiva a las infitlraciones (mejoria al menos, mientras dura la anestesia local), se puede realizar un fusión de la articulación, la cual tiene pocas repercusiones funciionales. Actualmente estamos realizando esta cirugia mediante técnicas minimamente invasivas, sin ser necesario desinsertar como se hacia clásicamente, toda la musculatura glútea.
La recuperación tras la intervención, es bastante rápida, iniciando el paciente la marcha a las 24 horas, con ayuda de dos bastones, que abandona generalmente en 10-12 dias, realizando una marcha progresiva.
El paciente afecto de dolor sacroiliaco, refiere problemas en la parte baja de su columna, con sensación de pinchazos hacia glúteos e incluso ciatalgias verdaderas que asemejan a una ciática de origen discal.
Para diagnosticar una sacroileitis, es necesario pensar en ella, ya que la sintomatologia es muy similar, como se ha comentado previamente a una ciática atípica.
Una exploración dirigida hacia la zona, puede ayudar en el diagnóstico, que habrá que confirmar mediante estudio radiológico simple, Resonancia Magnética e incluso Gammagrafia.